lunes, 3 de enero de 2011

Inmersión intensiva


Creo que gracias a todas las ocupaciones previas al viaje, no tuve nervios de viajar sino hasta que estuve sentada en el avión. De hecho me sentía como si faltara un mes para que me tuviera que ir. Solo me di cuenta el domingo por la manana que, como siempre, había programado hacer mas cosas de las que alcanzaba a hacer. Lo que se quedó sin hacer... se quedó sin hacer!

Así que el domingo, a las 6 y media de la tarde ya estaba en el aeropuerto encontrándome con Juan Felipe, y lista para viajar. El vuelo se retrasó mas de una hora y media por una falla técnica, detectada afortunadamente en tierra, pues cuando íbamos a despegar se apagaron todas las luces y estuve a punto de entrar en pánico. El vuelo estuvo tranquilo, era un airbus y estaba llenísimo, y no se que paso con el orden de las sillas, pero todo el mundo estaba haciendo pactos de cambio de puesto, porque los gente que iba junta habia quedado separada en el avion. Yo por mi parte quede en la silla 14, y logre un acuerdo con alguien para quedar en la 32 y viajar con Juan Felipe. Olvide pedir comida vegetariana, pero tenían una de sobra, la de por si acaso, y puedo decir que estaba horrible. No me la pude comer, y además me dio dolor de panza.
Luego probé a dormir un rato, pero no descansé mucho. Llegamos a Sao Paulo a las 7.40 am hora local, casi dos horas después de lo programado. Salimos del aeropuerto, con un poco de lluvia, a buscar el bus a Santos, costo R$30, que equivale más o menos a 45mil pesos. En el bus conocimos a Olinda de Peru, una super afortunada casualidad. También venía para GSA, y había quedado con Herbert, también de GSA, de alojarse en su casa. Un par de días antes, Herbert había enviado un mail a todos diciendo que su casa estaba a la orden. Recién llegamos, probé a llamar a Viviane, de couch surfing, que nos recibiría en su casa, pero sin ninguna respuesta. Así que cuando llegó Herbert (se dice algo asi como jerberchi) nos recogió a todos, nos empaco en el carro y nos llevó a su casa. Estuvimos probando toda la tarde a llamar a Viviane, pero contestó como a las 8pm, y me dijo que había tenido un problema. Herbert nos dijo que nos quedáramos en su casa, a pesar de que el cupo ya iba cercano a las 10 personas.

Cuando llegamos a casa de Herbert, estaban Linear y Shadreck, de Zimbawe, Jen, de Kenya, Tshediso (se dice tsidi-so) de Sur Africa. Con nosotros 3 ya éramos 7, y se esperaba más gente!

A Jen se le había perdido su maleta durante el tránsito entre Kenia - Suráfrica y Brasil, y como no tenía nada, luego de almorzar nos fuimos todos de compras, a conocer el centro de Sao Vicente que es la ciudad vecina de Santos, donde vive Herbert. Es una ciudad vecina, pero están pegadas, es como si la mitad de la ciudad es Santos y a partir de una calle X ya es Sao Vicente.


Fuimos a hacer las compras con la mama de Herbert, Lourdes, que no sabía ni ingles ni español. Y ninguno de nosotros hablaba portugués. La señora: divina, parecía nuestra mama. El clima no colaboraba, cada 10 minutos llovia por 15 minutos y luego escampaba y empezaba a llover de nuevo.

Luego de hacer mercado, fuimos a visitar un monumento que diseño Oscar Niemeyer, que es el mismo arquitecto que construyó los edificios famosos en Brasilia.

El monumento se construyó en conmemoración a los 500 años de fundación de la ciudad. Sao Vicente fue la primera ciudad de Brasil, y por eso es importante. Actualmente es la ciudad más cara de Brasil.

Luego de eso, volvimos a la casa, y ya estaba el papa de Herbert, Jose (se dice Yose). Nos pasamos la noche entera comiendo. Juan Felipe me ayudó a preparar las arepas, hice una libra.

Olinda preparó mazamorra morada con sabor a uva. La preparó espesa, como para cucharear, y con frutas mezcladas. Deliciosa! Y de postre… Jose nos dio helado de Acai (se dice Asai) con leche condensada y granola de banano. Hablamos como 2 horas sobre comidas típicas. Muy entretenido.

Mientras nosotros nos divertíamos con nuestros papas temporales, Herbert fue a recoger a Vitor y a Amanda, ambos brasileros pero de diferentes regiones.

Cuando ya estábamos todos, hablamos un rato y luego nos fuimos a dormir. Había suficientes camas y colchones para organizar a toda la tropa. Ademas Linear y Shadreck se fueron a dormir en otra casa.
Al día siguiente, el plan de Juan Felipe y Olinda era madrugar a trotar hasta la playa, que quedaba más o menos a 20 minutos. Pero la verdad es que correr y yo no somos compatibles, así que me quede durmiendo. Cuando me levante, solo estaban por ahí Jen, Tshediso y Vitor, viendo fotos. Asi que banie y organice todo para ir a hacer mercado, para el almuerzo y para el desayuno.
Ibamos a salir con Vitor, pero apareció Jose, y nos dijo que cerca no había nada, que el nos llevaba a comprar las verduras y las frutas.

Entonces conocimos a Robinho, el carro mas viejo de la casa! Anotación: le tienen nombre a todos sus vehículos. El caso es que nos llevó a un mercado abierto, que es una calle, con puestos de frutas, verduras, pescados y hasta especias. Aquí se llama Feira, y es como dos cuadras de larga. Según mi percepción estas cosas ya desaparecieron o tienen los días contados en Colombia, hace mucho que no veo mercados de estos en las calles y creo que nunca vi uno tan largo. Al menos en Bogotá.

Según me han contado, esto es muy importante aquí, pues en estos mercados es donde venden los pequeños productores, y aunque no es más barato que Carrefour o las otras cadenas de supermercados, parece que es más ecológico y saludable.

Entonces compramos las cosas para el almuerzo, había algunas cosas que no son tan comunes en Bogota, como los lady fingers, lychees (en su cascarita), y otras cosas que ni idea como se llaman en español.
Aquí parece que también es popular el jugo de cana, y ya que les quede debiendo la foto en India pues les presento la versión brasilera, es un poco más moderna porque no se ve el mecanismo, pero se darán una idea.

También comimos pastel, que según informes posteriores, también es típico de la feira. Es como una masa hojaldrada, le ponen relleno y lo fritan… muy saludable! Pero como las cosas tradicionales, muy rico.

Jose es un hombre muy popular, cada dos pasos lo saludaba la gente, y no solo en el mercado, en todos los lugares donde estuvimos.

Cuando por fin compramos lo que necesitábamos, nos fuimos para la casa, pero Jose decidió que quería que conociéramos la fuente de la eterna juventud. Es un nacimiento de agua del que dicen que si uno bebe, será joven eternamente.


Y bueno, ya que estábamos ahí, porque no probar, a ver si me rejuvenezco un poco?

Finalmente llegamos a casa, y preparamos un pillao (se dice pilao), o pulao, o pilaf, que es un arroz frito con vegetales. Esta vez, versión de Kenya.

Quedo rico, almorzamos todos juntos y nos preparamos para llegar a CEFAS a nuestro primer dia de GSA.

Yo se que parece que vivi ya un mes por fuera… pero esta experiencia de primer dia fue una buena inmersión en la cultura local (e internacional también!)

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