Se fué Eli y llegó Leonie. Tenía un poco de nervios por recibir a esta holandesita, pues no tenía nada en su perfil de Couchsurfing. Pero me gustó saber por su solicitud, que venía a Colombia a hacer su pasantía en un tema relacionado con el proceso de paz. El primer día nos sentimos un poco tímidas, y pues acostumbrada a las preferencias de mis anteriores huéspedes, no se me ocurrió preguntarle si prefería tomar taxi o bus, asumí que preferiría bus. La recogí en la Candelaria y cogimos transmilenio en hora pico. Afortunadamente encontramos asiento, pues venía super cargada.
Los días siguientes fueron muy chéveres, poco a poco me di cuenta que no había razones para estar tímida, y hasta me aventuré a ofrecerle lechona en la plaza del 12 de Octubre, a caminar por la candelaria, a tomar jugos de sabores nuevos en donde pudiéramos, y resultó ser una experiencia gratificante para ambas.
El fin de semana, intentamos ir al cierre de campaña de Mockus, pero el cielo se encapotó, como dice mi mamá, el día se puso negro, y llovió fuertemente. Así que preparé el almuerzo y salimos en el carro a buscar mejor panorama en la sabana.
Llegamos a Tabio, con un poco de lluvia aún, y como ninguno tenia hambre, y no había lugar para hacer picnic bajo el cielo nublado, decidimos entrar a almorzar postre de natas, esponjado de maracuyá y cuajada con matrimonio (arequipe y dulce de mora).
Después de semejante recarga de energía, nos devolvimos al carro y recibimos una espontánea invitación de uno de mis más notables comentaristas, Jorge. Así que 50 kilómetros más tarde nos encontrábamos en la Calera, y luego de una dura pero bien librada conversación con un policía de tránsito (nos salvó la linda cara de Leonie), llegamos a la acogedora casita con vista a las montañas llenas de niebla.
No solo fue acogedora la casita, sino la compañía, la comida, y la guitarra. Luego de recordar un poco la música de hace rato, y volver a los mismos cuentos de la juventud de mi papá, nos devolvimos a la casa, pasando por un canelazo y la vista iluminada del norte de la ciudad.
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Y me encaramé al tercer piso. Este cambio de edad no fue diferente de los demás años. Todo el mundo me preguntó como me sentía, como si fuera un acontecimiento y, la verdad, con respecto a mi edad, no siento nada diferente. Me sigo sintiendo la misma persona, no me duele nada, ni tengo más arrugas.
El día de mi cumple estuvo bastante normal, aunque con muchos regalos inesperados. La verdad tenía muchas ganas de pasarlo desapercibido, no quería recibir regalos ni hacer nada especial. Pensé que me habría gustado estar en la naturaleza ese día, pero no fue posible, así que decidí solo pasar un día tranquilo. Y así fue. Un día relajado. Recibí más saludos de felicitaciones de lo que esperaba y eso fue lindo.
El 26 a las 12.am. recibí mis primeras felicitaciones por parte de Arthur, y segundos más tarde apareció Leonie, en el comedor con gorrito de piñata y caja de chocolates en mano. Me pareció muy linda. Nos dimos un abracito, nos tomamos una foto y a dormir. Bueno y de paso mi papá también me felicitó así de temprano.
El miércoles fue super normal. La mañana la pasé trabajando un poco y organizando. Luego acompañé a Leonie al aeropuerto y almorcé con Ale y mi papá.
Por la noche, me fui al ciclopaseo de mujeres, pues me habían elegido para guiarlo junto con otra niña, y me pareció una buena forma de celebrar. Y no me equivoqué. La ruta estuvo super relajada, perfecta para el grupo de niñas, que no era muy grande. Con la dosis perfecta de aventura. Pasamos por el humedal de Córdoba otra vez, a oscuras entre los árboles y en medio del pasto mojado por la lluvia, y a la salida, la sorpresa: me cantaron el "Happy birthday" y además me dieron un bono de regalo. Finalmente, cerca de la hora de mi nacimiento, en medio de la naturaleza, celebración con algunos amigos especiales y un montón de desconocidos que comparten mis mismos intereses.
El fin de semana celebré doble, por la mañana Amanda y Mariana me festejaron con un banquete vegetariano, que me dejó con ganas de siesta toda la tarde... Eso pasa por comer de gula! Pero imposible resistirse a las mazorcas con hogao y a las papas horneadas con queso crema y especias.
En la noche celebré en casa con mis amigos más cercanos, con una pijamada que pretendía ser vegetariana, no alcohólica y pijamada (ni siquiera la mitad llegaron en pijama), pero no siempre se puede tener lo que se quiere, y ya estaba sintiendo en mi los efectos de la ansiedad política que me domina hace varias semanas y me tiene afectados todos los sentidos, con lo cual me encontré un poco irritable al comienzo del festejo y hasta hice una pataleta de niña pequeña, con lágrimas y todo.
Bueno finalmente logré despejar la mala energía y entregarme al juego con mis amigos. Me reí hasta que me dolió la pancita; jugamos mímica, manotón, dominó y otros juegos de cartas. El desorden fue monumental, duré dos días lavando la cocina (después de que Margarita me la había dejado tan bonita)
Muchas veces llena más el sentimiento de asombro que los mismos objetos... De los regalos que recibí, el que mayor impacto me causó fue una matica... creo que la pedí con tanto amor que me llegó justo como la pedí, y allí está lista para ser cuidada y enmendar mis errores.
Cumplir 30 años ha sido muy especial para mí, me trae muchas ganas de enfrentarme a los proyectos y llevarlos a cabo... Pedí el fuego que le hace falta a mi carta natal, y de a poquitos lo veo llegar... Así de a poquitos soñando y pisando fuerte empiezo a transitar el camino que decidí abrir... buena suerte para mí y para todas y todos los que decidan soñar caminando en la tierra.